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Retratos de Mascotas
Por Guadalupe Chirotarrab

Un centro de operaciones plagado con registros de morfologías animales, atmósferas exóticas y domésticas, bocetos de bichos cuyos gestos enuncian estados de ánimo, altares constituidos por bestias en miniatura, libros sobre zoología y etología, aves y reptiles embalsamados junto a una mesa de trabajo configuran el gabinete de la retratista de mascotas.
Verónica Gómez da origen a una producción que fusiona en medidas equivalentes el trabajo material con el inmaterial y, a su vez, el valor simbólico con el afectivo. A partir de su Servicio de Retratos de Mascotas (SRM), explora una práctica que podría asociarse a un modelo de artista de varios siglos atrás, no sólo por la metodología de un proyecto basado en el encargo de pinturas, sino por el hecho de indagar en un género clásico, en este caso, desplazando el eje de atención -que históricamente radicaba en la figura humana- hacia el mundo del animal doméstico.

Cada retrato es parte y resultado de un conjunto de acciones que conforman una trama indisoluble: el ofrecimiento del servicio por internet, la entrevista al dueño de la mascota, la investigación acerca del individuo a retratar y su contexto, el registro fílmico y fotográfico, la entrega de la pieza en un ágape íntimo que oficia de inauguración en su sitio específico, la publicación de la imagen resultante en la web seguida de una fábula testimonial escrita por la artista y, a partir de la cual, la mascota podría devenir en celebridad. Los procedimientos que hacen a este trabajo desarrollado durante los últimos cuatro años sugieren una integración que no jerarquiza una acción sobre la otra; son todas actuando en conjunto las que constituyen su entidad artística.
A partir de una economía de producción de afectos y de bienes culturales en simultáneo, el SRM amplía la posibilidad de un marco productivo para un arte fuertemente comprometido con el campo sentimental y, en alguna medida, con la convicción de una capacidad depuradora de la labor artística.
No es menor señalar que la contraprestación por este servicio se establece a modo de un honorario que se aleja de los valores habituales que figuran en las listas de precios de las obras de arte contemporáneo.  Aquí no parece mediar la comercialización de una obra, sino la prestación de un tiempo artístico para concebir un objeto personal y afectivo que parte de un humor en las antípodas de la ironía, con un valor simbólico que desborda ampliamente el sentimentalismo individual. Es allí también donde se subvierten formas concretas de inserción de la actividad artística en el sistema al fundir el trabajo con el tiempo de los afectos y desplegar una subjetividad constructora de ficciones nada aleatorias que habilita nuevas formas de percibir y habitar el mundo cotidiano.
Verónica se hace preguntas que justifican la energía que la convirtió en una exhaustiva exploradora del comportamiento animal: “¿Por qué miran a los ojos algunos animales?, ¿Cómo saben que eso es un poder?” Curiosamente nacida en El Palomar, su vínculo con los animales se naturalizó a partir de sucesivas convivencias con quienes experimentó, en sus propias palabras, la extrañeza, el delirio, el misterio y el salvajismo. Fue tal vez a partir de esa cercanía que encontró la posibilidad de traducir la cualidad especular de los animales que aparecen con insistencia y de las formas más diversas en el desarrollo de sus proyectos; desde la fundación de instituciones apócrifas hasta el despliegue de documentaciones e investigaciones cuasicientíficas con un alto grado de absurdo. En ellos Verónica propone una percepción inclusiva e internalizada del mundo animal en la condición humana y deshace toda idea de oposición entre ambos.
Con un carácter tierno y un tanto insólito, cada retrato evoca una constelación alrededor de seres dotados de un temperamento que se expresa en sus posturas y la dirección de sus miradas. Entre los servicios realizados, Verónica se encontró con un caballo, una iguana, algunos conejos, tortugas, peces, perros, gatos y aves a los que registró entre sueños y objetos que aluden indudablemente a sus contextos cotidianos y, en algunos casos, bajo ademanes que vislumbran la mímesis entre ellos y sus tutores. La Srta. Alonso, una iguana amante de la mayonesa es la primera homeopatizada de su especie gracias a la profesión de su dueña; las tortugas macho Eros y Aflodita,quienes suelen copular escandalosamente por tiempos prolongados, se ven acompañadas por el recuerdo de su ex tutora, la Coca Sarli; Tita, una rhodesian de actitud un tanto arrogante resiste ante el cortejo de su compañero Pipo que reposa sobre un disco de Almendra acompañado por su oso favorito; Alfonso parece haber perdido la conciencia sobre su condición perruna y marca el territorio en donde resguardarse junto a la sobreprotección de su tutora-madre; Romeo despliega su maestría en elegir caminos que le eviten pisar el pasto, una textura que no le es nada confortable; el gato Felipe sale espantado ante la amenaza de las aspiradoras; y la glamorosa Coqueta hace honor a su papel protagónico en la pantalla grande.
La empatía refiere a una identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Estos retratos parecen ser catalizadores del sentimiento de coparticipación entre seres animales humanos y no humanos. Al observar las entrevistas realizadas a los dueños de las mascotas se podría considerar que el requerimiento de estas pinturas no sólo yace en la obtención de un objeto recordatorio, sino que provee la posibilidad de ordenar y traer a la conciencia una cantidad de información afectiva que ahorraría a varios unas cuantas horas de terapia contra las angustias más habituales.
Si el arte tiene entre sus cualidades la capacidad de develar algo que ocurre pero que no se percibe a simple vista, esta indagación empática en el misterio animal es un canal de acceso.

 

 

 

Poema en catálogo: Saliva y tierra, de Alejandra Urresti

 

Saliva y tierra

 

Verónica Gómez destroza una palta
lo hace para comer

 

 

Ella lleva en su valija
una cámara de fotos
una libreta
un bolígrafo
retazos de tela con estampado de perros
en tonos ocres
marrón rojizo
verde pardo
un libro con calcomanías

 

 

Más de cien razas de perros

 

 

Su valija es delicada
superficialmente delicada

 

 

Una elefanta mata
al domador que borracho
la alimenta con cigarrillos
encendidos
Frente a miles de personas que presencian
su muerte muere
la elefanta electrocutada

 

 

Saliva y tierra
muchas veces
saliva y tierra
mezclan las termitas
muchas veces

 

 

En una noche

 

 

El termitero crecerá
medio metro quizá
muchas veces
saliva y tierra

 

 

Verónica
mide con cuidado
la cabeza de los gansos
se sienta y ubica
la suya justo
a la misma altura

 

 

Ella es un obstáculo
invisible también
Ellos quieren comer

 

 

¡Verónica!
¡Hay gansos y rosas!

 

 

Encalla un lobo
marino en la playa
nadie lo toca
gigante y amarillo
sólo cabe
frente a tamaña cosa
postrarse y callar

 

 

Una bella iguana
un lindo peludo
una simpática mulita
un gato persa
un perro cósmico
un conejo una paloma un caballo
canarios

 

 

Te reconcilian
con tus rarezas